Mi primer día en Japón. Mi Viaje a Japón. (Capítulo 4)

Mi primer día en Japón, 11 de octubre de 2019 hora Tokio, sobre las 9:30 de la mañana llegaba a Japón. Cansada por lo largo del viaje y por lo poco que había conseguido dormir, por fin estaba pisando suelo Japonés.

1ª Misión. Nada mas llegar a Japón.

Bueno… Pisando suelo literalmente todavía no, estaba bajando del avión y dirigiéndome antes de nada, al baño más cercano porque con los nervios se me había aflojado un poco el grifo, espero me entiendas… Y he aquí mi segunda foto, más o menos publicable…

TAZA WC JAPONÉS

Sí, lo sé, soy la típica Gaijin que llega a Japón y le hace una foto a una taza de un baño japonés. En mi defensa diré que no había visto ninguno jamás de cerca y me hacía mucha ilusión. Con sus chorritos, botoncitos y todo ohhhhhhhh. De hecho, estaba tan nerviosa que ni enfocada salió la foto. ¡¡¡¡¡Qué desastre!!!! Como puedes ver la hora tampoco la había cambiado, era todavía la hora española.

Eso sí, salí igual de feliz, pero algo más relajada por haberme liberado de… ya sabes que… Es como cuando eras pequeña y tu madre que antes de salir de casa te decía. ¿Has hecho pipí? ¿Has hecho popó?. Y, ante una respuesta positiva a ambas preguntas ya estabas lista para salir.

2ª Misión. Pasar el control de aduanas sin problemas.

Como te decía, era mi primer día en Japón, todo era maravilloso. Era como entrar en otro mundo. La gente era súper amable, todo estaba limpísimo y todo se veía increíblemente diferente y bonito.

Incluso me crucé con un gracioso robot que iba paseándose por el aeropuerto con una cámara en la cabeza vigilando cada esquina del lugar. Resultaba totalmente atípico y futurista. De ese tipo de cosas que solamente pueden sucederte en Japón.

Es difícil explicar con palabras la sensación que tienes a nivel interno cuando cumples un sueño de tantos años. Creo que fue la sensación más maravillosa que había sentido en años. Pero……………

Ya te dije al final del Capítulo 3 (que si no has leído, no sé a qué estás esperando, pincha en el anterior enlace y luego vuelve aquí o hazlo al revés, da igual) que la lié nada mas llegar a Japón. Y así fue….

Iba yo flotando en mi nube de algodón pasando el control de temperatura, cuando tiro a buscar mi Smartphone y no lo tenía…. Había recorrido medio aeropuerto y había perdido el teléfono. Oh My God!!!!!!

En ese instante me invadió el pánico y un sudor frío empezó a recorrer mi la espalda. En ese aparatejo llevaba prácticamente llevaba toda la información del viaje, lo necesitaba para poder llegar al hotel, necesitaba las aplicaciones, el google maps, y además casi me lo acababa de comprar y este era de los buenos.

Pensé rápido… y caí en que debí dejármelo en el baño. Creo que jamás había corrido tan rápido y con una maleta a cuestas. Y al llegar….. Ahí estaba, mi valioso móvil esperándome al lado de la taza del WC. Y es que estamos en Japón. Eso mismo me pasa en España y adiós móvil, ya habría volado…

Tras ese «pequeño» susto me dije a mi misma, llevas muchas horas sin dormir, estás nerviosa, hambrienta y emocionada. Así que tranquilízate, sé más prudente y no te despistes o quizá no te salga tan bien la segunda vez.

Después del diálogo conmigo misma, volví al control de temperatura y pasé todos los controles sin problemas. Me fui a la zona de recepción de las maletas facturadas y esperé a que saliese mi maleta que llegó al poco rato en perfectas condiciones.

Era mi primer día en Japón y no podía seguir fastidiándola. Así que a por la tercera misión.

3ª Misión. Ir a la oficina de correos a por mi Pocket Wifi.

¿Te puedes imaginar lo que es para una novata de los aeropuertos como yo llegar a ese aeropuerto enorme y no perderse? Pues eso… una locura. Pero me las arreglé bastante bien y lo recogí y configuré sin problemas.

Ahora tocaba ir a la みどりの窓口(Midori no Madoguchi es la oficina de tickets de JRPass) para que me diesen mi JRPass con las fechas elegidas. Me tuve que tragar una buena cola para ello pero me atendió una chica muy simpática que además hablaba perfecto español porque había estudiado y vivido en España durante varios años.

4ª Misión. Llegar al Ryokan donde tenía reservada estancia para los primeros días.

Por la zona en la que tenía reservada la habitación en el Ryokan me venía mejor pillar el Skyliner que el famoso Narita Express. El Skyliner me dejaba en Ueno y de ahí tenía que ver la línea de metro me llevase a Asakusa que es donde estaba situado el Ryokan.

Para el Skyliner había que ir al mostrador azul de la compañía Keisei y comprar el ticket. Fácil y sencillo. Además, desde el aeropuerto tienes entrada directa a la estación y allí que fui con mis dos maletas. Os pongo fotos del andén, el ticket y la parte trasera del asiento que tenía delante que me pareció muy graciosa. Ahí ya había cambiado la hora en el móvil y ya era la de Tokio.

Como ves pasé unas cuantas horas en el aeropuerto. Pero todo fue como la seda.

Incluso ya empecé con mi práctica activa de japonés ya que cuando iba en el Skyliner, justo en el mismo vagón viajaba una mujer con un bebé y una niña. Se estaban preparando para bajar y la señora cogió en brazos a su bebé y la niña iba detrás. Justo me percaté que había una bolsa en la zona donde estaban sentadas y llamé a la niña en japonés, la cual se asustó un poco y llamó a su madre y le dije en perfecto japonés (para mi asombro) que creía que esa bolsa que estaba ahí era suya y la estaban olvidando. Y efectivamente así era. La mujer me lo agradeció enormemente y me hizo reverencia y todo.

Me sentí muy bien, por haber podido ayudar a alguien y por haberlo hecho en perfecto japonés… me estaba mimetizando con el entorno… estaba alucinada conmigo misma y a la vez muy satisfecha.

Tras bajar del Skyliner, si no recuerdo mal, cogí la línea Ginza del metro y llegué a Asakusa. Y un ratito más tarde, tras perderme (como no) llegué a la preciosidad de Ryokan en el cual iba a hospedarme durante los próximos días.

5ª Misión. Comer porque estaba hambrienta.

Cuando llegué al Ryokan no podía hacer el check-in porque no era todavía la hora pero sí podía al menos, liberarme de las maletas e irme a comer tranquilamente sin cargar con ellas a cuesta. Y eso hice.

No sé muy bien el sitio donde fui ni cómo se llamaba. Tan sólo sé que estaba cerca y era un edificio de muchas plantas que albergaba un centro comercial y en la última de las plantas la zona de restaurantes. Y así llegué a un restaurante que me pareció bastante bien y comí mi primera comida en Japón.

Estaba haciendo muchísimas cosas por primera vez en mi vida. Mi primer viaje en avión, mi primer viaje en solitario y, el principal motivo de toda esta serie de capítulos, mi primera vez en Japón y mi primera comida japonesa. Aquí unas cuantas fotos de ese día.

Como te puedes imaginar estaba encantada, alucinada, como si todo fuera un sueño. Y entre el jet lag, el cansancio y los nervios no pude ni acabarme ese delicioso menú de Tendón con arroz, sopa miso y cosillas varías incluidas en el menú.

Volví a hacer el check-in y me encontré con una habitación muy pequeña pero preciosa, al más estilo tradicional, con su suelo de tatami y su futón. Pero no era momento de hacer muchas fotos. First things first.

Tenía que cumplir la misión más importante de todo el viaje.

6ª Misión. Ir al cruce de Shibuya y hacerme una foto con la estatua de Hachiko.

Te pueda parecer una tontería a no. Pero, como buena madre perruna que soy, la historia de Hachiko me conmovió enormemente y necesitaba ver la estatua con mis propios ojos. Necesitaba hacerme una foto en ese lugar tan emblemático. Era lo primero que quería hacer y así hice.

Check-in , ducha rápida y camino hacia Shibuya… Ayyyyy Shibuya, esa enorme estación, la más transitada del mundo (o al menos hasta ese momento lo era), me sentía perdida y de hecho no es que solo lo sintiese es que lo estaba.

El Google Maps y yo jamás nos llevamos bien, aunque si bien es cierto, que con unos días de práctica todo va mucho mejor. Ya te iré contando sobre mi curva de aprendizaje de ‘Cómo viajar dentro de Japón y no perderse en el intento’.

Hoy me voy a limitar a contarte que me perdí pero me encontré y al fin estaba allí, cayendo chuzos de punta, y yo emocionada como una niña con zapatos nuevos. Ahí estaba yo frente a la estatua de Hachiko en Shibuya.

Emoción indescriptible, y ahí andaba yo intentando con el paraguas y el móvil hacerme un selfie cuando un grupo de chicas se acercaron y en inglés me preguntaron que si quería me hacían la foto ellas. Total, que hablando y hablando en inglés percibí un acento español y les pregunté. ¿Sois españolas? Y sí efectivamente, eran españolas como yo y me hicieron esa fantástica foto en la que aparezco yo emocionada y feliz por estar ahí.

¡Qué casualidades tiene la vida!

Era mi primer día en Japón y todo había salido bien, salvo el «pequeño» susto. Ahora tocaba descubrir Shibuya así que, el resto de la tarde lluviosa pre-tifón lo dediqué por la zona de Shibuya y hacer fotos a todo lo que podía. Descubrir nuevos lugares, entrar a tiendas. En las que en todas había que ponerle esa dichosa fundita de plástico al paraguas. Qué, por otra parte, es cómo se debe hacer, pero cuando ya lo has hecho unas 15 veces en una misma tarde, pues… ya te toca un poco las narices.

Dejando ese tema aparte, aquí os muestro unas cuantas y ya vamos a por la última misión de mi primer día en Japón y tremendamente importante para poder continuar con el viaje

7ª Misión. Volver al hotel y descansar.

A esas alturas de la tarde noche, ya estaba cansada, físicamente agotada y mentalmente ya notaba que algo dentro de mi cabeza no funcionaba del todo bien. Así que decidí que por hoy ya tenía bastante y decidí dirigirme de vuelta al Ryokan. Pero eso no iba a ser tan fácil, noooooooo….

Como te he dicho me perdí en la estación de Shibuya al intentar salir y volví a perderme dentro de la estación intentando encontrar la entrada a mi andén. Me sentía ridícula pero decidí tomarlo con valentía y buen humor.

El transitar por una estación con tanta gente no era fácil en ningún sentido. No sólo por la inmensidad de espacio, plantas, entradas, salidas, etc. Sino porque en los cruces había que echarle un par de ovarios para cruzar.

Me percaté de que la gente seguía su camino sabiendo perfectamente hacia donde dirigían y caminaban a paso rápido. Y, ahí estaba yo intentando cruzar. Así que me dije, si todos lo hacen, ¿por qué yo no puedo? y dicho y hecho. Crucé y la gente se paró dejándome pasar sin ningún atisbo de enfado ni malestar, simplemente era un orden controlado, me cedían el paso y continuaban su camino sin problema.

¿Qué aprendí ese día? En ciudades como Tokio con 13 millones de habitantes, la gente puede vivir y, mejor que eso, puede convivir porque se respetan. Dentro del caos de esa gran ciudad hay un orden, hay unas normas claras de convivencia y respeto a los demás. Y eso me hacía sentir bien. Me gustaba y me gusta Tokio, no sé si podría vivir el día a día, año tras año, pero una temporada al año seguro que sí.

Bueno, al final llegué totalmente exhausta al Ryokan Asakusa Shigetsu. Mirad qué belleza de lugar, qué belleza de entrada. ¿Acogedor, verdad? Sin duda volveré a Japón, volveré a Tokio y volveré a hospedarme en el Ryokan Asakusa Shigetsu. Ya te explicaré en posteriores capítulos como fue el trato durante mi estancia pero te adelanto que fue exquisito, un 20 sobre 10.

Estaba viviendo un sueño, del que no quería despertar y no iba a despertar porque no era un sueño. Era toda una realidad que hasta pocos meses antes consideraba algo imposible de alcanzar.

Sin embargo, ahí estaba yo, descansando sobre ese futón y suelo de tatami en el mismísimo barrio de Asakusa en Tokio. Tan sólo era mi primer día en Japón y lo había vivido intensamente. Muchas aventuras me quedaban por vivir, así que ahora había que descansar. Así que, como dicen en Japón antes de dormir おやすみ! (Oyasumi).

Buenas noches y hasta el próximo capítulo que se presenta interesante porque… LLEGÓ EL TIFÓN y este era de los gordos….

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またね (matane)

2 comentarios en «Mi primer día en Japón. Mi Viaje a Japón. (Capítulo 4)»

  1. Estás hecha toda una escritora! Me encanta la historia y tu modo de contarla y compartirla, con mucho detalle. Enhorabuena y no tardes en colgar el siguiente capítulo.

    Responder
    • Muchas gracias Ali! La verdad es que lo he pasado muy bien escribiendo este capítulo y recordando lo que viví aquel primer día en Japón. Ahora a por el siguiente. El segundo día en Japón, no menos interesante que el anterior. Se acercaba el tifón… Un abrazo!!!!

      Responder

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